26.9.07

Parte 3. Cuerpos informados e invención.

(Comenzar la lectura desde Parte 1)


Alguien que hoy comienza a estudiar actuación, dispone de un repertorio de posibilidades formativas que comprenden todas las formas canónicas del siglo XX, todas las técnicas rescatadas y reafirmadas de la historia del arte actoral y todas las modalidades desarrolladas por artistas teatrales contemporáneos. El currículum de los actores contemporáneos es una lista sorprendente de cursos y seminarios con las técnicas y los maestros más disímiles. Esta abundante variedad de experiencias pedagógicas es actualmente lo que parece definir una “buena formación”. Pero por lo que dijimos antes, en relación a lo que era la “formación” de un “intérprete”, esta “buena formación” no sería ni buena, ni formación. En términos actuales sería una “buena cantidad de información”. A diferencia de la “formación”, en la que el aprendizaje de una forma dotaba al cuerpo de una lógica de funcionamiento escénico específico que el actor o director luego aplicaba, la “información” no conduce por si sola a la organización práctica del cuerpo que la acumula. Si las operaciones actorales que ingresan a un cuerpo ya no provienen de una única lógica que previamente las vincula y coordina, ese cuerpo será, en principio, un compendio de operaciones con lógicas dispersas e inconexas. Todas las operaciones que esos cuerpos van recolectando no implican ni conducen necesariamente a una configuración del ejercicio de su práctica ya que la acumulación de información no incluye la operación que selecciona los recursos que configura la actuación de ese cuerpo. Dicho de otro modo: que la “información” de un cuerpo se configure en su actuación o su dirección es un paso que no está contenido en la acumulación de informaciones. Esto equivale a decir que un actor podría no salir nunca de esta feria informativa y perfeccionante ilimitada; en este contexto, un estudiante de actuación podría nunca ser actor, podría estudiar ilimitadamente, ya que su actuación no deviene de las informaciones que acumula, y su autorización como actor, no está presente en la dinámica de este contexto de “información” con una autoridad que sancione tal inicio. Incluso el alumno de un conservatorio sabe que terminar de cursar no es necesariamente saber o poder actuar. De hecho, un cuerpo que ya ha atravesado alguna institución, innumerables cursos y seminarios de toda índole puede no haber organizado su actuación y un cuerpo que no ha hacho ninguna experiencia pedagógica puede haberlo logrado, incluso con eficacia, en alguna oportunidad que fue demandado actoralmente.

Si la actuación no llega como lógica previa y proceso de aprendizaje y autorización de una forma o institución:

¿Cómo llega?

¿Cómo es que esa “información” se convierte en actuación o dirección?


Evidentemente, en la actualidad, la actuación depende de una conquista que ese cuerpo logra hacer por y para sí mismo. Actuar o dirigir es un acontecimiento de ese cuerpo en el que tiene más peso la decisión y la afirmación de recursos apropiados, que el bagaje de toda la información acumulada. El acontecimiento actoral de ese cuerpo será el encuentro de una dinámica propia que seleccione y componga sur recursos e informaciones. Esa dinámica propia que selecciona y compone las informaciones dispersas y heterogéneas que va incorporando su cuerpo será, ni más ni menos, la actuación que ese cuerpo ha inventado para sí mismo.

Actuar dependerá entonces de una invención.

Esta invención aparece cuando ese cuerpo afirma lo que tiene, puede y “le sale” como propio y suficiente.

Actuar depende de un movimiento subjetivo que hace que un aspirante deje “la” actuación y comience a afirmar “su” actuación.

Actuar o dirigir en este medio parecen depender de lo que estos actores y directores puedan configurar para sí mismo entre la diseminación informativa. Esa configuración propia, será en este contexto diseminado y desorientado, la invención de una manera de actuar o dirigir.


Esto nos podría llevar a pensar que hay tantas maneras de actuar y dirigir como individuos que se dedican a esto. Pero no es así. La ausencia de dogmas formales implican el nacimiento de una nueva problemática: la indeterminación respecto a la configuración de la propia práctica. Esta indeterminación podría ser apresuradamente festejada como una época con ausencia de coerciones y proliferación de las singularidades. Pero no parece ser así de simple: si la donación de discurso que daba la forma tenía el problema de dogmatizar, dicotomizar y estereotipar la práctica, esta ausencia actual de discurso trae otros malestares y límites tan fuertes como los anteriores en los que la singularidad sigue siendo algo excepcional y no un atributo directamente atribuible a la subjetividad teatral contemporánea. Las “invenciones” de la propia actuación o dirección no son necesariamente eficaces y mucho menos singulares ya que se configuran en un medio escénico cuya dinámica impone presiones, maneras y eficacias.


¿Cómo se configura esta “invención”? ¿Cómo se vincula el cuerpo y el medio teatral para ello?(Continuará en Parte 4)

5 comentarios:

Peces muertos peces vivos dijo...

creo que el año pasado me dijiste algo de esto, en una devolución "deja de ser tan alumna y se más lo que sos". la etapa del alumnaje...

Creo que lo que decís es clarísimo, lo entiendo.
pero hay momentos en que el actor no puede reafirmarse en "su actuación" en vez de "lo que actua" y cree que actúa.
Porque justamente, esa variedad de pasos por lugares, estudios, talleres, hacen que el actor esté cada vez más lejos de encontrarse con su actuación.
Y es muy dificil creer en lo que uno ha encontrado, aunque a veces se sienta que se encuentra.
Y cuando más el actor puede reafirmarse en su actuación? Y darse cuenta de que ha logrado?
Por ej., maestros me han dicho que explore más la sensualidad, que no haga más malas y locas, que haga más cuando para mí era menos...
y así un sin fin de maestros, hasta encontrar que?
lo que decis esta buenísimo, de verdad, es esclarecedor.
no sé si pude ser clara...
mmm.
besos.
Natalia Escandé.

Laura dijo...

Para mi la singularidad que adquiere cada cuerpo a través de su propia actuación es fundamental dentro y fuera de un estudio de actuación. Veo muchas obras conformadas por grupos que son fagocitados por el director para continuar (ambos) circulando por ciertos lugares de prestigio otorgados por el oficialismo. Y es una actuación que queda atravesada por la "idea" del director (que debe responder a los intereses oficiales)y que desaprovecha la singularidad de los actores.Como resultados: la no actuación, actores empastillados.Me pregunto el nexo entre esto y la sociedad en la que vivimos.

Nicolás Martini dijo...

Me parece muy interesante la descripción del proceso en el que se dejó de seguir doctrinas específicas en pos de expandir la paleta del actor. Yo conocía al "actor informado" como un actor con una caja de herramientas. Es decir, siguiendo con la metáfora, que en lugar de ser únicamente destornillador o martillo el sujeto es más parecido a una de esas cortaplumas que tienen muchas utilidades.
No sé sin embargo si esto es una tendencia general o escuela paralela. Me parece más complicado querer trazar un comportamiento generacional con respecto a la relación entre técnica y oficio. Hay -como los hubo y creo que habrá siempre- actores instintivos, sin formación ni información. Y los hay todavía que siguen -por decisión o negligencia- los pasos específicos de un sistema puntual. Coincido con vos que estos son los que más dificultades encuentran a la hora de trabajar. Ahora no sé si esas anteojeras que les crecen a medida que van automatizando una técnica, no tienen su par en aquellos que buscan la libertad creativa. Es decir, sin duda alguien que ha estudiado diversas técnicas y estéticas puede tener la misma parálisis a la hora de actuar, justamente por no saber elegir.
Si el tiempo es limitado ¿cuánto más efectivo es conocer muchas técnicas que realmente dominar una?
Estoy totalmente de acuerdo con que todo se redimensiona al momento de la práctica. Si la actualidad teatral no pide estéticas puntuales más allá de lo que se podría incluir en el laxo posmodernismo, entonces la búsqueda queda condicionada a la creación de una pieza bien hecha. Sin importar el medio. Ya sea mediante una técnica puntual o el compendio de muchas.
Inevitablemente habría que tocar el tema ¿Qué es una pieza bien hecha? Pero sospecho que tendríamos menos problemas en contestarla.

alejandro catalán dijo...

Nicolás: me quedé pensando en lo del “actor informado” como un actor con caja de herramientas. La “entrada 4” va a desarrollar algo que quizás dialogue con esta idea. En principio, el actor informado no sería, de largada, un actor con herramientas; como lo que estos cuerpos ingresan son técnicas diversas o partes de ellas, lo que esos cuerpos tienen son operaciones compartimentadas y reunidas en diferentes lógicas por lo que más que “herramientas” son “máquinas” o “piezas de máquinas”. Esto implica que las operaciones no están libres y disponibles como herramientas sino que responden a un funcionamiento ligado a al artefacto del que proceden y en el uso que tal les da. Son cuerpos que en principio no tendrían ni destornillador, ni martillo, ni cortaplumas; tendrían barios funcionamientos de máquinas incorporadas. Que este cuerpo convierta las piezas de esas máquinas en herramientas individuales, con aplicaciones no predefinidas y combinaciones legitimadas por lo que pide una situación escénica puntual, es un acontecimiento actoral muy importante pero no garantizado en la “información”. Un “actor con herramientas” es el actor de un cuerpo que se ha podido inventar y luego pensar como funcionamiento propio y específico. Es decir un cuerpo tiene “herramientas” cuando puede configurar desde la puntualidad de su dinámica expresiva la puntualidad de la cuestión escénica que se le plantea. Un “actor informado” de los que se producen actualmente abordará todas las cuestiones escénicas que se le planteen con los escasos e impensados recursos que tiene la “invención” que su actuación logró ser. Creo que vos sugerís que un actor “formal” (que se forjó en una solos forma) puede tener las mismas anteojeras que un actor informado. Yo creo que es así, si bien son distintas anteojeras (unas son una forma cerrada y otra una invención cristalizada) comparten la dificultades para puntualizar y pensar su cuerpo y habitar puntualmente cada cuestión escénica.
“El actor con una caja de herramientas” sería el mejor actor para este contexto pero es un acontecimiento superador del actor que, en principio, induce la dinámica de la que se parte.

césar dijo...

¿Cómo se llega a la actuación? Apenas un renglón antes que hablaras de una decisión en ese sentido, pensé exactamente eso.
Soy de La Plata y vengo de un proceso corto de taller en mi ciudad que derivó en una obra, que se presentó hasta hace poco en el Callejón. Vi tu trabajo, acá en la fabriquera, de la Caja y Solos. Digo esto para que se entienda que mi opinión, es la de alguien con muy poca información. Mi relación con la actuación es hasta ahora breve.
Lo que he hecho durante años es música, y me resulta inevitable, creo por eso, al momento de reflexionar sobre la actuación, construir analogías con aquella actividad, quizás reconocer mecanismos, procesos, lógicas de la práctica.
En música es aceptado y recomendado, estudiar lo más a fondo posible las formas, la utilización de los recursos dentro de ellas, para luego, si es necesario –casi siempre lo es- en la decisión de crear, destruirlas o al menos modificarlas. Esto lleva, aún en las producciones mas actuales, los aparentes no tiempos o no formas, a reconocer siempre, creo que con exactitud, que es lo que se está haciendo.
En el taller que concurrí en mi ciudad, todo el trabajo va encaminado a reconocer o descubrir? los recursos propios, las formas, induciéndonos en ese sentido, sin establecer nunca que tal cosa se hace de tal o cual manera.
Mi reflexión construye analogías y me genera un límite. Hay un punto en que se sabe o no tocar el piano, después, claro está, si se lo hace mejor o peor. En la actuación, empiezo a reconocer, creo de a poco, estas cosas.

Muy interesante tu blog y los trabajos que pude ver, me gustaron mucho, me conmovieron y también me hicieron reflexionar en su momento sobre la actuación.
Te saludo.
César