Este blog quiere pensar la actuación y, desde ella, el teatro. Si el arte tiene en la práctica su experiencia fundamental, el actor es el único que puede pensar la experiencia teatral desde la específica y exclusiva posición que asume frente al público cuando el teatro comienza. La posibilidad de un discurso actoral sólo requiere estimar esa posición y pensar el hacer por su propio beneficio práctico y subjetivo . Bienvenidos.
Salgo con un amigo de años, hace años que no salimos solos juntos: él vive en barcelona. Antes íbamos al cine o a dar vueltas tipo beatniks pero porteños. Me animo a llevarlo a los solos, es músico y muy rebelde. Fumamos en la puerta antes de entrar. Ni bien empieza ya le veo la sonrisa: esto es muy denso, me dice. Denso entre él y yo tiene una significación altamente positiva.
Yo ya había visto los solos en mantis en una noche medio fatídica para mí, pero los había disfrutado. El otro día tuve la sensación de estar en el actors’ studio. Creo que pienso en eso porque estoy en el reino de la actuación: la indescriptible tarea del actor. Cuando veo los solos siento que estos son los actores que faltan en casi todas las obras que están en cartel en la ciudad. Y segurmamente también la manera de dirigirlos: desde adentro del cuerpo. Miro y recuerdo lo que me pasó en mantis (salvo con lorena vega a quien conozco hace mucho): no puedo arriesgar casi datos reales de los actores. Es gay? Tiene entre 20 y 30 o entre 30 y 40? Es judío? Es argentino? Sabe francés de antes o lo aprendió para el solo? Está medio loca de verdad? Son descubrimientos de catalán o vienen de bartis, de otro lado? No puedo imaginar al actor. Y el actor está ahí, absolutamente enmascarado, agarrado de un texto que es absolutamente útil para eso y nada más, que no tiene valor literario o dramatúrgico. Y yo que soy tan observador, no puedo arriesgar nada. Son burros de carga, pienso. Cómo me gustan los actores que se lo toman como un oficio, un trabajo y nada de “inspiración”, nada de artista sagrado, inmolado. Veo personajes elaboradísimos, complejísimos, imaginadísimos. Ojalá no se pongan muy intelectuales, elevo una plegaria. Nunca. Veo personajes que podrían ser de chejov, carver, godard, favio, martel, pero están recortados: sin guión, ni escenografía, ni partenaire, ni fotografía, ni música incidental.
Todo es medio imbancable en varios sentidos. Denso diría mi amigo. Solitario. Raro el lugar. Diría más cosas, me tienta la polémica. Pero para qué? Felicitaciones romeo
Romeo: el comentario (palabra fea) tiene un montón de apreciaciones y percepciones que señalan cosas de las que uno se alegra porque tienen que ver con lo que apostamos como valor de lo que hacemos. Denso: en sus dos acepciones. Siendo un espectáculo de unipersonales de actores, hay que vencer un primer prejuicio que es la expectativa puramente cómica de lo que se espera de tal genero de cosas. Y lo cierto es que es una búsqueda explícita para nosotros el no tentarnos por la eficacia chistera a la que la cosa se puede volcar. La comicidad tiene que venir por el humor y no por la parodia. El humor ríe de estar creyendo. Segunda acepción: denso por la cantidad de acontecimientos/segundo que produce la superficie corporal de los actores. Otro objetivo: que la mirada quede adherida y ávida de esa microactualización permanente. Reino de la actuación: si, la actuación se estima, se engalana, y decide en cada momento el rumbo de lo que sucede. Dirigir desde adentro del cuerpo: vamos todavía!! ¡Si! “El actor no está en el escenario el actor es el escenario”. No puedo imaginar al actor: ¡Dale campeón! Si el actor es el responsable de la ficción que segrega, a ese actor no le queda poro sin actuar. Lo que actúa es paradójicamente propio y ajeno. Lo que va creando le pide lo que necesita, lo lleva por donde no sabe ni podía imaginar previamente. Agarrado a un texto que es absolutamente útil para eso y nada más: ¡Hermano! ¡Hermano! Hagamos una cosa no le digamos texto a eso que es simplemente lo que dice, tan importante como lo que se ve que le pasa cuando calla o habla y a veces mucho menos importante que el tono de la vos. Ojalá no se pongan muy intelectuales: gracias. Veo personajes de …ni música incidental: OK. Sin procedimientos ni acontecimientos trascendentes a la actuación. Sos un copado.
Digo más cosas, me arriesgo a complacer a los actores (que es tan necesario como peligroso) y al director (danger, danger, danger). nada que ver con la polémica, al final.
Los solos, en mi caldo, son descendencia espuria de “muestra marcos” y “museo soporte”, de pompeyo, hace ya mil años, de lo que se hacía en lambaré. No son lo mismo, no son un espectáculo, una obra de teatro. Son más un desfile o un casting que una performance o una instalación. No hay que caminar por el lugar tampoco. Pero son capaces como aquéllos, de expandir el perímetro del cuerpo e iluminar, sí, el resto del propio mundo. Apenas enmarcados, con vestuario porque es lo único imprescindible, con una luz, no más. Esto es: veo la piscina, los sobrinos con sus zapatillas y bolsos, la cocina con una heladera gigante que larga hielo picado, el baño con hidromasaje de “o tío”. Las calles grises y soleadas a la vez, de “odette”, como una anti-amelie. Los ojitos vidriosos de los norteñitos despreciados por el cura que terminó juntando de manera imposible la insoportable relación teatro-religión. Lorena vega directamente enciende la vhs y me veo de un tirón todos los capítulos como un sueño largamente acariciado de un ex adicto a las telenovelas. Veo todo: la escalera que baja al living y los decorados precarios de la empresa y la cocina de la mansión con los personajes pobres pero nobles.
Puedo ver actores desesperados por actuar actuando, como esclavos expuestos en un mercado persa o romano, en una tarima mostrando que los dientes están sanos, para que se los lleven. Y la imagen me viene por la cantidad de tiempo presente, de cornisa mortal, de destino y de chuchería que presenta el oficio, por la desesperación vital del superviviente de que el agua no llegue al cuello. Porque no me doy cuenta si son náufragos abrazaditos al tronco o timoneles canchereando. Imposible no comprarse uno, dos, tres, y me los llevo a todos, si son divinos… (voy a volver a verlos, no necesito respuesta de esta entrada) saludos de romeo
Pensaba en cuanto se agradece ver cosas como los Solos... Actores actuando dede la desición más acertada, el trabajo. Nada de inspiración aleatoria, musas, o quimeras mágicas. Despliegue de actuaciones sostenidas por miles de recorridos: dinámicos, expresivos, afectivos, ritmicos. Sin pudor ninguno, pretenden convocar la mirada del espectador. Se sumergen en ese vínvulo cuasi perverso que supone la actuación: el querer ser mirado y el que mira. Querés mirar? tomá bancatelá! (parecen decir) yo te muestro... Me afirmo en ese vínculo, y actuo. Y si, claro, lo logran. Te adieheren a esas bocas, a esos ojos, a esas manos... Te llevan ahí, a un momentito de esos tipos/as que se colocan ahí, para mostrarnos algo de sus mundos; sin ninguna pretensión intelectualoide ni grandilocuente.
4 comentarios:
Salgo con un amigo de años, hace años que no salimos solos juntos: él vive en barcelona.
Antes íbamos al cine o a dar vueltas tipo beatniks pero porteños.
Me animo a llevarlo a los solos, es músico y muy rebelde.
Fumamos en la puerta antes de entrar.
Ni bien empieza ya le veo la sonrisa: esto es muy denso, me dice.
Denso entre él y yo tiene una significación altamente positiva.
Yo ya había visto los solos en mantis en una noche medio fatídica para mí, pero los había disfrutado.
El otro día tuve la sensación de estar en el actors’ studio. Creo que pienso en eso porque estoy en el reino de la actuación: la indescriptible tarea del actor.
Cuando veo los solos siento que estos son los actores que faltan en casi todas las obras que están en cartel en la ciudad. Y segurmamente también la manera de dirigirlos: desde adentro del cuerpo.
Miro y recuerdo lo que me pasó en mantis (salvo con lorena vega a quien conozco hace mucho): no puedo arriesgar casi datos reales de los actores.
Es gay? Tiene entre 20 y 30 o entre 30 y 40? Es judío? Es argentino? Sabe francés de antes o lo aprendió para el solo? Está medio loca de verdad? Son descubrimientos de catalán o vienen de bartis, de otro lado?
No puedo imaginar al actor. Y el actor está ahí, absolutamente enmascarado, agarrado de un texto que es absolutamente útil para eso y nada más, que no tiene valor literario o dramatúrgico. Y yo que soy tan observador, no puedo arriesgar nada.
Son burros de carga, pienso. Cómo me gustan los actores que se lo toman como un oficio, un trabajo y nada de “inspiración”, nada de artista sagrado, inmolado.
Veo personajes elaboradísimos, complejísimos, imaginadísimos.
Ojalá no se pongan muy intelectuales, elevo una plegaria. Nunca.
Veo personajes que podrían ser de chejov, carver, godard, favio, martel, pero están recortados: sin guión, ni escenografía, ni partenaire, ni fotografía, ni música incidental.
Todo es medio imbancable en varios sentidos. Denso diría mi amigo. Solitario. Raro el lugar.
Diría más cosas, me tienta la polémica. Pero para qué?
Felicitaciones
romeo
Romeo: el comentario (palabra fea) tiene un montón de apreciaciones y percepciones que señalan cosas de las que uno se alegra porque tienen que ver con lo que apostamos como valor de lo que hacemos.
Denso: en sus dos acepciones. Siendo un espectáculo de unipersonales de actores, hay que vencer un primer prejuicio que es la expectativa puramente cómica de lo que se espera de tal genero de cosas. Y lo cierto es que es una búsqueda explícita para nosotros el no tentarnos por la eficacia chistera a la que la cosa se puede volcar. La comicidad tiene que venir por el humor y no por la parodia. El humor ríe de estar creyendo. Segunda acepción: denso por la cantidad de acontecimientos/segundo que produce la superficie corporal de los actores. Otro objetivo: que la mirada quede adherida y ávida de esa microactualización permanente.
Reino de la actuación: si, la actuación se estima, se engalana, y decide en cada momento el rumbo de lo que sucede.
Dirigir desde adentro del cuerpo: vamos todavía!! ¡Si! “El actor no está en el escenario el actor es el escenario”.
No puedo imaginar al actor: ¡Dale campeón! Si el actor es el responsable de la ficción que segrega, a ese actor no le queda poro sin actuar. Lo que actúa es paradójicamente propio y ajeno. Lo que va creando le pide lo que necesita, lo lleva por donde no sabe ni podía imaginar previamente.
Agarrado a un texto que es absolutamente útil para eso y nada más: ¡Hermano! ¡Hermano! Hagamos una cosa no le digamos texto a eso que es simplemente lo que dice, tan importante como lo que se ve que le pasa cuando calla o habla y a veces mucho menos importante que el tono de la vos.
Ojalá no se pongan muy intelectuales: gracias.
Veo personajes de …ni música incidental: OK. Sin procedimientos ni acontecimientos trascendentes a la actuación. Sos un copado.
Decí mas cosas.
Gracias.
Digo más cosas, me arriesgo a complacer a los actores (que es tan necesario como peligroso) y al director (danger, danger, danger). nada que ver con la polémica, al final.
Los solos, en mi caldo, son descendencia espuria de “muestra marcos” y “museo soporte”, de pompeyo, hace ya mil años, de lo que se hacía en lambaré. No son lo mismo, no son un espectáculo, una obra de teatro. Son más un desfile o un casting que una performance o una instalación. No hay que caminar por el lugar tampoco. Pero son capaces como aquéllos, de expandir el perímetro del cuerpo e iluminar, sí, el resto del propio mundo. Apenas enmarcados, con vestuario porque es lo único imprescindible, con una luz, no más. Esto es: veo la piscina, los sobrinos con sus zapatillas y bolsos, la cocina con una heladera gigante que larga hielo picado, el baño con hidromasaje de “o tío”. Las calles grises y soleadas a la vez, de “odette”, como una anti-amelie. Los ojitos vidriosos de los norteñitos despreciados por el cura que terminó juntando de manera imposible la insoportable relación teatro-religión. Lorena vega directamente enciende la vhs y me veo de un tirón todos los capítulos como un sueño largamente acariciado de un ex adicto a las telenovelas. Veo todo: la escalera que baja al living y los decorados precarios de la empresa y la cocina de la mansión con los personajes pobres pero nobles.
Puedo ver actores desesperados por actuar actuando, como esclavos expuestos en un mercado persa o romano, en una tarima mostrando que los dientes están sanos, para que se los lleven. Y la imagen me viene por la cantidad de tiempo presente, de cornisa mortal, de destino y de chuchería que presenta el oficio, por la desesperación vital del superviviente de que el agua no llegue al cuello. Porque no me doy cuenta si son náufragos abrazaditos al tronco o timoneles canchereando.
Imposible no comprarse uno, dos, tres, y me los llevo a todos, si son divinos…
(voy a volver a verlos, no necesito respuesta de esta entrada)
saludos de
romeo
Pensaba en cuanto se agradece ver cosas como los Solos... Actores actuando dede la desición más acertada, el trabajo. Nada de inspiración aleatoria, musas, o quimeras mágicas.
Despliegue de actuaciones sostenidas por miles de recorridos: dinámicos, expresivos, afectivos, ritmicos.
Sin pudor ninguno, pretenden convocar la mirada del espectador. Se sumergen en ese vínvulo cuasi perverso que supone la actuación: el querer ser mirado y el que mira. Querés mirar? tomá bancatelá! (parecen decir) yo te muestro... Me afirmo en ese vínculo, y actuo.
Y si, claro, lo logran. Te adieheren a esas bocas, a esos ojos, a esas manos...
Te llevan ahí, a un momentito de esos tipos/as que se colocan ahí, para mostrarnos algo de sus mundos; sin ninguna pretensión intelectualoide ni grandilocuente.
Muchachos/as... un placer.
Saludos, Nati.
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