21.5.20

Guasón



Joaquin Phoenix es una actor extraordinario, es mejor actor que lo que la película le permite. Porque Guasón le pide que esté impactante, le pide que en tomas cortas y morbosas acierte con la dimensión humana de situaciones sin desarrollo e incluso inverosímiles, con el que el guión avanza también impactando. Eso es muy difícil de actaur, pero impone límites a la actaución en su propia verosimilitud; porque al rato ya estoy viendo una actuación hecha agente de efectuación de un guión que cada vez la pone mas a su servicio y al final le hace bajar línea. Phoenix y De Niro actuando una situación evidentemente forzada me hace pensar que por más reconocimiento y excelencia que tengas, sos un empleado o socio de la industria que termina actuando cosas sin honestidad intelectual.
Lo que me dejó Guasón es una sensación fea: un actor aceptó ponerle muy heroicamente el cuerpo a algo que está hecho de manera especulativa y efectista. La apuesta al impacto es aquí tan alta y la coartada tan demagógica, que si no adherimos con la euforia correspondiente, parece que corremos el riesgo de sentirnos sobre exigentes, petulantes y quedarnos solos respecto del mundo que premia y da trabajo. La película deja un vacío tan grande que cuesta no asumirlo como una decisión afirmativa; pero no, es lo que deja una película pretenciosa sin encuentros verdaderos y profundos entre actores. Película y actuación están hechas con la dinámica del mundo que denuncian. Su recepción y éxito también.

 

 

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