30.3.21

Exiliados pero juntos

 

 
Sigo en el zoom. Contento. Extraño y necesito la presencialidad por cuestiones obvias, pero no puedo negar que la experiencia de este exilio está teniendo para mi un sentido revelador.
 
La virtualidad fue una modificación de las condiciones encuentro que me impuso el desafío de reconquistar el cuerpo y el vínculo con los que trabajaba. Esa reconquista terminó siendo una re configuración: algo que ya era importante pasó al centro: sentirnos juntos. Suena cursi pero no hay otro acontecimiento tan a contrapelo de nuestro mundo.
 
Fue conmovedor y revelador comprobar que la posibilidad de esa percepción se imponía a lo que a priori era una limitación. En contexto de zoom, el sentirnos juntos adquiría un carácter milagroso, una dimensión muy potente de la capacidad de humanización de la actuación.
El zoom habilitaba el desafío de que el otro surja de una decidida estimación mutua. La imagen virtual podía nutrirnos de las sensaciones que generan la realidad del contacto expresivo. Todas las cosas que sabíamos nos aparecían ahora en una dimensión mucho más profunda que la que traíamos de la presencialidad.
 
Quizás habíamos entrado en este exilio suponiendo que actuar podía ser otra cosa más importante que sentirnos juntos.
 
Desde siempre nos dicen que el público o la mirada, o la cámara completan la experiencia. Pero quizás ese concepto hoy no ayude tanto. Quizás el público o lo que oficie de mirada no nos está juntando. Está demasiado cargado de lo que nos muestra su número, su opinión, su aval o su rechazo.
 
¿Podemos estar juntos si la eficacia es la preocupación principal? ¿Estábamos pudiendo entregarnos a la actuación del otro como fuente tan o más importante que la nuestra?¿Qué medida del estar juntos estamos dispuestos a querer si ella puede cuestionar la medida que admite manejar el mundo de la eficacia con y sin pandemia?

Yo noté ese deficit en mis clases. Y no es que en mi trabajo el otro fuera superfluo, pero vivirlo como condición de existencia virtual, produjo una profundización tan cualitativa y beneficiosa que cuando este exilio termine, tendré que defenderla de los apremios aisladores que van a volver con el mundo presencial.
 
Estar juntos como fundamento de la experiencia actoral es generar otro mundo en lo presencial o virtual. Es el milagroso triunfo del goce. Descansar de querer ser actores que quieren gustar y disfrutar de la actuación que aparece en los vínculos.
 
 
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